Estos huevos de hielo se forman en condiciones climáticas particulares con fuertes vientos y temperaturas bajo cero. Las capas de hielo se rompen precisamente por el viento y el agua las alisa, completando el trabajo y dándole al hielo esta peculiar forma. El tamaño crece con el continuo depósito de agua (se congela inmediatamente por las bajas temperaturas) y finalmente se depositan en la orilla y en las playas.