Pero cada vez que el desdichado llegaba a la cima, la roca se le escapaba de las manos y rodaba por la ladera hasta abajo. No le quedaba otro remedio que descender y recomenzar su esfuerzo, sabiendo que nunca sería coronado por el éxito. Esta lucha indefinidamente recomenzada, en una eterna rotación de pesadilla, simboliza el absurdo de una búsqueda sin esperanza.