El fotógrafo juntó los cadáveres de los animales, sacrificados por los centros de protección animal, y los llevó en camiones frigoríficos hasta un circuito automovilístico, donde los colocó y retrató. Dice que la noche de la foto no pudo dormir.
Al parecer hay gente que cree que los organismos municipales que acogen a los animales los guardan hasta que envejecen y fallecen de muerte natural aunque nadie los adopte.
Para que todos lo sepan no es así. Y simplemente abrirle la puerta o subirlo a la azotea o amarrarlo en el patio por qué ya no lo quieres cuidar o ya se hizo pesado o te rompió un zapato, no es darle un mejor destino.
Una mascota no es un juego, no los abandones, no hay un motivo que justifique tu abandono.