Se le permitió visitarlo todos los días pero la registraron minuciosamente para que no llevara comida. Cuando después de 4 meses el hombre sobrevivía sin adelgazar, las autoridades se quedaron perplejas y empezaron a espiarla en la celda y para su total asombro la encontraron amamantando a su padre, compartiendo la leche de su bebé. Los jueces, dándose cuenta de la compasión y el amor de la mujer por su padre, perdonaron al padre y lo liberaron.