El Artefacto De Aiud de 250.000 años ¿Prueba de visitas extraterrestres en la antigüedad?

Este descubierto fue realizado en el verano de 1973, y ha desconcertado a creyentes y escépticos durante más de 40 años.

Se llama El Artefacto De Aiud, un objeto de aluminio cuya existencia es una contradicción acorde al conocimiento y creencias tradicionales de la ciencia moderna.

Todo empezo cuando los trabajadores de una cantera de arena en las orillas del Río Mures, cerca de la Ciudad Rumana de Aiud, descubrieron el objeto a una profundidad de 10 metros, junto a los restos fosilizados de mastodonte.

Tras haber estudiado el lugar, el objeto misterioso fue catalogado como “un objeto de piedra”, en donde los especialistas aseguraron que probablemente habría sido utilizado para cazar.

El hallazgo fue enviado al Museo de Historia en Transilvania, Cluj.

Una vez los restos llegaron al Museo, procedieron a quitar la gruesa capa arenisca endurecida que rodeaba a la supuesta hacha, pero la sorpresa llegó al descubrir que era un objeto de aluminio.

Los fósiles de mastodontes databan de una edad de 10.000 años, pero el objeto metálico encontrado en el mismo lugar mostraba signos de haberse realizado con equipos modernos.

Dicho objeto mide 8 x 5 x 3 pulgadas y pesa aproximadamente 2.5 kilos.

Su forma era un claro indicador de que fue parte de un conjunto de algo mucho más grande.

Por supuesto, hay especulaciones sobre su origen. Hay quienes creen que hace parte de naves de tecnología ancestral, concretamente una Vimana, las legendarias naves de la mitología hindú.

También hay quienes creen que es directamente la pieza de una nave extraterrestre, que estuvo de paso por la tierra.

Sin embargo, los escépticos deducen que es parte de algún tipo de maquinaria moderna, como un vehículo oruga o una excavadora, pero ello no explica por qué se halló a tanta profundidad (y junto a huesos de animales prehistóricos).

Si los Mastodontes caminaron por la Tierra durante más de 34 millones de años hasta desaparecer hace unos 11.000 años, ¿Cómo pudo una aeronave existir en nuestro planeta y perder una de sus partes?

Con la esperanza de resolver este misterio, los investigadores rumanos enviaron muestras del objeto al Centro de Investigación y Desarrollo Del Metal, en Baia Mare.

El análisis mostró que el objeto fue realizado mediante una aleación que consta de 80% de aluminio y otros 11 elementos.

Otra muestra se envió a un Instituto de Investigación en Lausana (Suiza) con resultados similares. 

Se sabe que el aluminio fue descubierto en 1825, y entró en la producción industrial a finales del siglo XIX.

El metal de aluminio no se puede encontrar en la naturaleza en su forma más pura, y sólo está presente en forma de sales y óxidos.

Entonces, ¿qué hace un objeto de aluminio en un montón de huesos fosilizados?

El tema ha resultado muy “incómodo” para la ciencia convencional, ya que el misterioso objeto pasó más de veinte años escondido en un almacén del museo.

En 1995, los editores de una revista rumana especializada en OVNIs llamada RUFOR, realizó una nueva serie de pruebas.

El análisis químico encontró los mismos compuestos que los que se le habían realizado anteriormente. Ya  no había duda de que su origen era artificial.

Esta vez, los investigadores se centraron en una pista que había sido ignorada por el equipo anterior: la capa de óxido de aluminio que cubría el artefacto. El aluminio no se corroe con facilidad, pero la capa de óxido sobre este objeto era de 3 milímetros.

Los expertos del Centro de Investigación creen que esto es una prueba irrefutable de que el objeto en efecto es mucho muy anterior al descubrimiento del aluminio.

Algunos expertos han datado la pieza de Aiud en 250.000 años

Esto gracias a que los investigadores examinaron la estructura del objeto con un microscopio electrónico y observaron que la aleación de aluminio tenía una estructura "envejecida".

“Es la cosa más extraña que he visto en toda mi vida”.

Dijo George Cohal, uno de los investigadores que examinaron el artefacto.

Hoy en día el Artefacto de Aiud sigue siendo un desafío para la Ciencia. Si alguna vez viajas a Rumania, no olvides visitar el Museo de Historia de Transilvania, ahí podrás encontrar el artefacto y sacar tus propias conclusiones.

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