Myasnoy Bor es un valle pantanoso, ubicado a unos 30 kilómetros de Novgorod, es una de las zonas vinculadas a la Segunda Guerra Mundial con más anomalías en todo el mundo. En este sitio murieron numerosos combatientes del 2° Ejército Soviético de Guardias, varias divisiones alemanas de la Wehrmacht, de la División Azul de España y otras tropas durante la ofensiva soviética en Lyuban en 1942.

Fueron tantos los muertos que, incluso en nuestros días, en el campo se encuentran numerosos restos sin sepultar.

Fenómenos inexplicables en Myasnoy Bor

Hace unos años, exploradores independientes de la llamada “arqueología negra”, comenzaron a realizar excavaciones en los lugares que fueron escenario de batallas de la Segunda Guerra Mundial, en busca de preciados trofeos de guerra. Los arqueólogos estaban muy activos y algunas veces, durante las búsquedas, se encontraron con fenómenos muy extraños.

Minas terrestres en Myasnoy Bor

Galina Pavlova, coordinadora del grupo “Buscar” en la ciudad rusa de Enguels, en el Óblast de Sarátov, relató un incidente que tuvo en 1997.

“Los bosques de Myasnoy Bor son místicos y aterradores. Tan pronto como te quedas solo, el lugar empieza a hacer sonidos. Con toda claridad se pueden escuchar los gritos de “hurra”, como si las almas inquietas de los combatientes fallecidos aún estuvieran en batalla. De repente, observé a los árboles inclinándose en la misma dirección, aunque no había viento. Llamé a los muchachos, y allí localizamos una antigua caja de madera descompuesta y viejas minas terrestres”.

Fantasmas de guerra

Fantasmas de guerra

El “arqueólogo negro” llamado Alexei, que solía excavar en las inmediaciones de un bosque próximo a Briansk, donde se instaló el frente ruso entre 1942 y 1943, también relató una historia similar.

“Excavamos los cuerpos de 11 soldados alemanes y 6 rusos. Cuatro de los cadáveres alemanes pertenecían a soldados de la Wehrmacht resguardados en las trincheras. Al cortar unos troncos, encontramos botas alemanas descompuestas con huesos sobresaliendo. 

En ese momento excavamos con más cuidado y localizamos huesos pélvicos, una columna vertebral y varias costillas. Con mucho cuidado extrajimos los restos de cuatro personas. En ese momento ya oscurecía, por lo que dejamos los huesos en la trinchera y nos dirigimos a un campamento a 200 metros de distancia.

Aquella noche sucedió algo extraño. Valera, el hombre que hacía guardia, nos despertó a toda prisa asegurando que algo pasaba. Nos levantamos, guardamos silencio y escuchamos con atención. Eran conversaciones en alemán, con cantos y risas. También se escuchaba el inconfundible traqueteo de un camino. Fue aterrador.

A la mañana siguiente nos dirigimos a la trinchera. Se veía exactamente igual que el día anterior. Sin embargo, al avanzar un poco más observamos zanjas de tanques. Y lo más increíble es que en ese lugar aparecieron nuevas huellas de vehículos”.

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Espejismos temporales en Myasnoy Bor

Espejismos temporales en Myasnoy Bor

En Zheltoyar, al oeste del óblast de Vorónezh, existe una zona anómala conocida como Novokhopersk. En la década de 1990, el comité de Vorónezh organizó un equipo de expedición liderado por el investigador Genrikh Silanov para dar respuesta a los extraños fenómenos que sucedían en el lugar. Se dice que, durante una de estas incursiones, lograron obtener imágenes de personas vestidas con uniformes de soldados en las inmediaciones del campamento. Además, una aeronave fantasma también apareció en las fotografías.

Los investigadores concluyeron que se trataba de una ventana temporal a los eventos de la Segunda Guerra Mundial. De hecho, en una de las imágenes observaron la silueta de un soldado checo. Más tarde corroboraron que una división checa perteneciente al ejército soviético se asentó en la zona.

Según Silanov, estas imágenes eran “espejismos cronológicos” producidos por campos de memoria vinculados a eventos traumáticos del pasado.

Llamaradas en el aire

Llamaradas en el aire

En 1997, un grupo de seis individuos incursionó en Luban, en la región de Leningradsky. En este sitio pantanoso se encontraban las ruinas del monasterio Makaryevsky, destruido durante la guerra. Mientras el grupo se aproximaba a las ruinas, a la distancia se distinguía lo que parecían llamas de una hoguera. Y se llevaron tremenda sorpresa al descubrir que aquella hoguera estaba suspendida en el aire. Cuando finalmente llegaron a las ruinas, la hoguera simplemente se desvaneció.

El equipo de “arqueólogos negros” instaló un campamento entre los escombros del antiguo monasterio. Según los testimonios recuperados posteriormente, su sueño quedó perturbado por numerosos gritos humanos que provenían del bosque. Obviamente, ninguno de los seis se atrevió a prestar ayuda.

A la mañana siguiente, uno de los arqueólogos se adentró en el bosque y terminó perdido. Volvió al campamento tres horas después, con la ropa hecha harapos y una expresión de terror en el rostro. Jamás contó a sus compañeros lo que experimentó en aquel bosque ruso.

Historiador y buceador

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