En 1915, una mujer llegó tarde al funeral de su hermana. Cuando llegó, exigió que se levantara el ataúd de su hermana para poder verla por última vez. Al abrir el ataúd, su hermana, Essie Dunbar, se sentó y sonrió. Llegó a vivir otros 47 años.

Lo que se aporta a quienes leen este sitio, es una interpretación de ciertas fuentes. La interpretación propia de dichas fuentes. Y pueden estar equivocadas. Más aún, divulgamos para aprender, y aprendemos más cuando nos equivocamos y nos corrigen.

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