Descubren misteriosa «antena alienígena» incrustada en el fondo del Mar de la Antártida

Uno de los principales objetivos de esta empresa era sondear las gélidas aguas y mapear las profundidades próximas a la costa.

Quizá te parezca extraño, pero hasta ese momento la Antártida era un “mundo desconocido” para los humanos.

En esa época, los científicos conocían más sobre el espacio que de esta región de la Tierra. Los que sabían de su existencia lo imaginaban como un sitio distante, inhóspito e incapaz de sustentar un asentamiento humano.

El hallazgo de la antena Eltanin

El 24 de agosto de 1964, el equipo de Eltanin fotografió el suelo marino a una profundidad de 3 900 metros.

Inexplicablemente, en uno de los sitios más inhóspitos y aislados de la Tierra encontraron un objeto improbable.

Una misteriosa estructura de aproximadamente 1.6 metros de alto que desplegaba perpendicularmente una serie de nodos. Además, terminaba en una especie de esfera que asemejaba mucho a una antena de radio. Sin lugar a dudas, se trataba de una anomalía.

El 5 de diciembre de 1964, The New Zealand Herald publica un artículo titulado “Antena de Eltanin”.

El periódico acompaña el texto con las enigmáticas fotografías que terminan llamando la atención de investigadores y ufólogos.

Hasta nuestros días, el origen y propósito de este objeto se desconocen. Y desde hace seis décadas, es motivo de discusión y acalorados debates.

Algunos investigadores lo refieren como el descubrimiento más inesperado de todos los tiempos. En 1968, el escritor estadounidense Brad Steiger señaló que se trataba de una “espectacular pieza de maquinaria, semejante a una torre de telemetría o antena de televisión moderna”.

Las teorías sobre la antena Eltanin.

Las hipótesis más arriesgadas aseguraban que era una estructura extraterrestre abandonada con fines desconocidos. Sin embargo, los más reservados consideraban que podría tratarse de un elemento descartado por alguna embarcación. También sugirieron que podría ser una especie vegetal desconocida. no obstante, los biólogos marinos desecharon la posibilidad argumentando que la nula incidencia de luz solar hacia improbable una formación con estas características.

El Dr. Thomas Hopkins, biólogo marino de la Universidad Estatal de Florida, comentó al respecto:

“no me parece correcto asumir que los humanos construyeron e instalaron esta cosa. Principalmente, porque surgen las preguntas sobre cómo y por qué la habrían instalado. Pero, su forma es extremadamente simétrica como para que corresponda a una formación natural… ese es el problema. Estamos ante una forma perfecta con ángulos de 90 grados, lo que sugiere un diseño deliberado”.

Al final, nadie se comprometió a sugerir lo que era esa cosa.

Antena Eltanin: artefacto extraterrestre

Años después, otros barcos de investigación intentaron determinar su localización, pero fracasaron.

Además, la antena Eltanin se localiza en una zona inaccesible y completamente hostil, por lo que llegar hasta ahí para estudiarla es muy complicado. La única evidencia sobre su existencia son las fotografías de la misión homónima. Pero, esto no evitó que apareciera en diversas publicaciones sobre temas extraterrestres.

Una de las versiones más fantásticas era que el artefacto permitía establecer contacto con civilizaciones de otros mundos.

"Al activarla, abriríamos un canal de comunicación con pueblos distantes que visitaron nuestro planeta hace muchísimo tiempo".

Aunque resulta ilógico que, si el fin de este artefacto es facilitar la comunicación, se encuentre en un sitio tan remoto e inaccesible. Y si la dejaron para que la encontráramos, ¿por qué en un abismo gélido prácticamente impenetrable?

Algunos argumentan que instalaron la antena en este sitio tan remoto precisamente para que no la encontraran. Pues si llegamos a estudiarla, descubriríamos cosas con las que todavía no estamos preparados para lidiar.

¿Una antena extraterrestre o una esponja marina?

Sin embargo, a últimas fechas todas las especulaciones fantásticas parecen desplazadas por una explicación mucho más mundana. Aquella que sugiere que la antena Eltanin sería una rara especie de esponja marina. De forma más precisa: la Cladorhiza concrescens. El oceanógrafo suizo Alexander Agassiz la descubrió en 1888 y la describió como sigue:

“La estructura asemeja una antena larga, con un tallo prolongado que se ramifica en apéndices parecidas a brazos, distribuidas simétricamente por toda la estructura. Las raíces se anclan al suelo marino, alcanzan hasta el metro y medio de altura”.

Evidentemente, esta parece una explicación mucho más convincente que las anteriores. Sin embargo, tiene algunos argumentos en contra. En primer lugar, todos los científicos de la misión Eltanin descartaron inmediatamente que se trataba de una formación natural.

Todo indicaba que se toparon con una estructura metálica.

Además, la Cladorhiza concrescens suele esparcirse en grandes colonias por el lecho marino.

Sin embargo, aquel objeto en la Antártida se mantenía solitario en el vasto desierto submarino.

Además, las imágenes disponibles de esta esponja no coinciden con la configuración de la antena Eltanin. Sobre todo, si nos enfocamos en la simetría, característica que no está presente en ninguna esponja marina.

Todas estas dudas no hacen más que preservar el misterio y alimentar el debate sobre la verdadera naturaleza de la antena Eltanin.

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