* Testigos de todas partes del mundo han reportado haber visto extrañas luces en el cielo, minutos antes, durante o después de que se produjera un terremoto.

* Justo antes del terremoto que sacudió a Nueva Zelanda en 1888, se reportaron numerosas “apariciones luminosas” y un “extraordinario resplandor” que se mantuvo visible por varias horas.

* En 1930 durante el terremoto de Idu en Japón, estas extrañas luminiscencias fueron vistas incluso a más de 70 millas (112 kilómetros).



               

               

La apariencia de estas luces parece variar, según se desprende de las diferentes descripciones que han hecho los testigos en docenas de eventos registrados en todo el mundo.

Por décadas se han captado extrañas luces que preceden terremotos, como las que se observan en esta fotografía tomada por Jim Conacher en 1972, en el lago Tagish, en el Yukon

Aquí se pueden observar 4 esferas luminosas en primer plano y otras más pequeñas señaladas por flechas un poco más arriba.

Unos las describen como resplandores blancos, otros como esferas flotantes, e incluso como parpadeantes destellos multicolores.  Algunas veces estas luces solo permanecen visibles unos segundos, mientras que en ocasiones llegan a sobrevolar el cielo por varios minutos, incluso por horas.

 

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Durante mucho tiempo la ciencia no se tomó en serio estos reportes, hasta que fueron captadas en una serie de fotografías en 1965, durante el terremoto de Nagano, Japón.

Desde entonces han sido captadas con mayor frecuencia tanto en imágenes como en video, como en esta grabación tomada 30 minutos antes del terremoto que azotó la provincia China de Sichuan en 2008.

El problema al que se enfrentan los científicos, ahora que saben que este fenómeno es real, es el intentar explicarlo.

Se han propuesto varias hipótesis, como que el movimiento tectónico de las rocas que contienen cuarzo puede generar una especie de pizoelectricidad que produciría los destellos; y otros han sugerido que la presión tectónica permite a las rocas, de forma temporal, conducir energía electromagnética, lo que desencadenaría cambios en la carga de la ionosfera, la capa más alta de la atmósfera. 

Destellos de luz que aparecieron en el cielo de México durante un terremoto.

Pero resulta de momento imposible poner a prueba estas hipótesis debido a que los terremotos son impredecibles y las condiciones que generan no son sencillas de reproducir en un laboratorio.

 



               

En un estudio publicado el 2 de enero en la revista Seismological Research Letter, y del cual se ha hecho eco la revista Smithsoniana, un grupo de científicos dirigidos por Robert Thériault, geólogo del Ministerio de Recursos Naturales de Quebec, y Friedemann Freund de la Universidad del estado de San José; analizaron las circunstancias geológicas de  65 terremotos que se remontan al año 1600, en los que se habían reportado el avistamiento de estas luminarias, y buscaron qué podían tener en común estos seísmos.

Lo que descubrieron, es que cerca del 95 % de la actividad sísmica ocurre en los límites o entre dos o más placas tectónicas, pero la vasta mayoría de terremotos en los que se ha reportado la aparición de luces (85 %), ocurrieron dentro de las placas tectónicas en sitios que presentaban roturas continentales o rifts; una característica que solo está presente en el 5 % de todos los terremotos. 

Mientras que el 15 % restante de los terremotos ocurrieron por el deslizamiento de una placa tectónica sobre otra, falla transformante, más que por el proceso de subducción, (cuando una placa es empujada bajo otra).



               

Estos científicos además descubrieron que las luces aparecían con mucha mayor frecuencia antes o después del sismo, aunque aún desconocen el inusual patrón de localización de estas luces, confían en descubrirlo pronto.

Según lo explica Thériault:

“El proceso comienza en lo más profundo de la corteza, donde las rocas están sometidas a altos niveles de estrés, antes de que este sea liberado produciendo un terremoto”. 

Freund ha demostrado, según experimentos realizados en el laboratorio, que esta tensión puede romper pares de átomos de oxígeno cargados negativamente, que permanecían unidos por lazos de peróxido. 

Y cuando esto sucede, los iones de oxígeno son liberados, fluyendo desde las grietas de las rocas hasta la superficie, lo que hace suponer que altas concentraciones de estos átomos cargados, podrían ionizar bolsas de aire, formando una especie de plasma que originaría las llamativas luces.  Dado que esta tensión se produce por largos periodos de tiempo antes de ser liberada en forma de terremoto, podría explicar el porqué las luces aparecen minutos, horas e incluso días antes de que se produzca el seísmo.

Sí Seísmo, no sismo.

El seísmo es una serie de vibraciones de la superficie terrestre generadas por un movimiento brusco y repentino de las capas internas (corteza y manto).



               

Según los investigadores, este tipo de luces puede ser más que un fenómeno intrigante, puede resultar vital como indicador de la inminencia de que se producirá un terremoto, tal y como dice Thériault:

“Si usted ve estas luces en el cielo y vive en un área propensa a sismos, puede ser una señal de que se aproxima un terremoto.”

Ya lo saben.

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